Fuente oral: María Angelita Rodríguez Hidalgo
Recopilación: Dorys Rueda
Otavalo, 1996

 

 

Mi madre, cuando acudía a la Fuente de Punyaro y platicaba con las vecinas del lugar, escuchaba historias que le provocaban miedo. Voy a contarles uno de esos relatos, que se remonta a ese Otavalo antiguo llamado Sarance.

Varias mujeres otavaleñas, jóvenes y hermosas, pero pecadoras, vendieron su alma al diablo, a cambio de poderes de brujería. El pacto y la firma del acuerdo se llevó a cabo en la quebrada más grande del pueblo, a las 12 de la noche, cuando la oscuridad envolvía el lugar y a lo lejos se escuchaba el ruido del riachuelo.

Después del pacto, las mujeres se convirtieron instantáneamente en brujas. Cada luna llena, a medianoche, volaban sobre el poblado, buscando víctimas que por lo general eran borrachos, infieles y trasnochadores que caminaban por las calles. Cuando se cansaban del vuelo o querían reposar un momento, se dirigían al cementerio donde les esperaba el diablo y les daba instrucciones para captar con mayor brevedad a sus víctimas.

Por eso, las madres aconsejaban a sus hijos que durmieran temprano y evitaran salir de casa en luna llena.

 

 

INFORMANTE

María Angelita Rodríguez Hidalgo

Tumbaco 1925/ Quito 2022

Una mujer que amó entrañablemente la tierra sarance, desde que contrajo matrimonio con Don Ángel Rueda Encalada y se fue a vivir a Otavalo, al barrio Punyaro.  Vivió la época de esplendor de la Fuente de Punyaro, donde iba junto con su esposo, a distraerse los domingos. Era el lugar donde las vecinas, al caer la tarde, le contaban leyendas, que habían escuchado de sus abuelos, padres y amigos.

 

 
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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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