Se había ido

No importaba lo mucho que lo había intentado,
todo lo que había luchado
o las cosas que había perdido.

Se había ido.
Y no se fue un día lluvioso,
con la excusa barata de una cita en una cafetería fantasma.
No desapareció en medio de la carretera
ni espero ochenta años
y dijo adiós con mi mano entre las suyas.

Se había ido
casi sin querer irse,
con la agonía infinita del último trino en una cadencia.

No se despidió,
no hubo llantos,
ruegos o súplicas.

No devolvió mi libro favorito,
no dejó una nota sobre la almohada,
ni siquiera dejó su ausencia.

Se había ido
con esa forma tan suya y tan mía
con las ganas de agarrarnos y no soltarnos nunca.

Se fue en un día soleado,
con las risas de los niños jugando alrededor,
y una única mirada que podía decirlo todo y nada.

Y quizá
más que otra cosa,
se había ido
porque yo sabía que se iría,
mucho antes de que quisiera irse.

 

 

Clara Pavón Cañaris

(Ibarra, 2002)

 

 

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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