El ANTES Y EL DESPUÉS

PARTE 10: OTROS JUEGOS

 

 

  

Ramiro Velasco

Los juegos que se compartían con las chicas casi siempre tenían una carga religiosa y en muchos casos sus prácticas no tenían nada de espantoso sino de divertido. Quiero referirme al juego de "Los colores" Se designaba anticipadamente a los participantes con un color, otra persona hacía de tutor o jefe y un tercero era designado por sorteo, quien pedía un color de esta manera

-Tun tu

-¿Quién es?

-El diablo con sus cien mil cachos

-¿Qué quiere?

-Un color

-¿Qué color?

Entonces el diablo indicaba algún color y si coincidía con alguno de los asignados a los participantes, la persona señalada pasaba a formar parte del elenco del diablo. Si el color escogido no estaba asignado a persona alguna, el tutor decía:

-"Váyase cantando y bailando".

Y el juego volvía a comenzar y terminaba el momento en que el diablo se llevaba a todos los participantes.

Las personas mayores trataban de enseñar a contar a los menores y jugaban poniendo a los pequeños agachados sobre las rodillas de las personas mayores. Estos decían, impregnando el codo en la espalda de los pequeños: "Rocotín al palacio, a la vela, a la cocina, ¿cuántos dedos tengo encima?" La persona mayor ponía su mano con los dedos claramente contables y el pequeño tenía que adivinar y si no acertaba el juego continuaba.

Con mucho ingenio los mayores entretenían a los niños mostrando los dedos de la mano con sus características propias y las funciones que cumplían cada uno en la vida cotidiana. Comenzando por el pequeño señalaban:

"Niño bonito, sortijerito (donde se lleva los anillo o sortijas), tonto largote, lame platito (función muy común en esas épocas) y mata piojito (el dedo gordo donde se aplastaba los piojos o las pulgas)". 

 

El anda virundo

Dos personas se colocaban frente a frente formando un arco por el que en un desfile debían pasar los actores del juego, mientras se cantaba:

"Anda virundo virundero/ de dónde viene tanta gente/ de la casa de San Pedro/ una puerta se ha caído/ mandaremos a componerla/ con qué plata de dinero/ con la cáscara del huevo/ pasa el rey que ha de pasar/ que el hijo del conde/ se ha de casar".

En esos momentos el jugador que pasaba debajo del arco era abrasado y sostenido hasta que conteste la siguiente pregunta:

-¿Dónde quieres irte, dónde la pera o la manzana?

El sitio que debía escoger en acuerdo de antemano entre los que formaban el arco y bien podía ser animales, cosas, frutas, colores o cualquier elemento que disimulaban la decisión. Cuando el preguntado decidía por la pera o la manzana pasaba a colocarse detrás de uno de los que conformaban el arco. Al final, los de un bando y del otro bailaban o saltaban, a la voz de cada uno de las personas del arco que cantaba: "Mis angelitos, mis angelitos" y el otro bando decía: "Mis diablitos, mis diablitos".

El Florón

Sentados en una fila, los participantes juntaban sus manos en calidad de oración, mientras una persona con las manos en igual posición tenía algún objeto pequeño que cualquier momento dentro del desarrollo del juego era disimuladamente colocado en una de las manos de los jugadores. El juego se realizaba al tenor de los siguientes versos con algo de entonación musical:

El florón que está en mis manos/ de mis manos ya pasó/ las monjitas carmelitas/ se fueron a Popayán/ a buscar lo que han perdido/ debajo de un arrayán/ una niña me pidió/ cuatro reales para peras/ yo le dije niña mía/ anda al río y tasta piedras/ ¿dónde está el florón?

Esta última frase coincidía con la señal de uno de los jugadores que indicaba quien tenía el florón. Si acertaba el que poseía el objeto tenía que entregar una prenda y si el escogido fallaba era él quien debía depositar la prenda. Cuando se reunía un número determinado de prendas, se procedía a señalar una penitencia para la persona que quería recuperar la prenda. Las penitencias eran inventos de los más avispados o de los que poseían mejor ingenio para crear dichas penitencias que casi siempre causaban mucha hilaridad en unos y sufrimientos en los castigados.

 

El pin pin serafín

Sentados en una hilera, los participantes exponían sus piernas que, en la realización del juego, iban ordenadamente señaladas al tenor de las siguientes frases:

"Pin pin serafín/cuchillito de marfil/anda la ronda/ que esconde este pie/ atrás de la puerta de San Miguel/ amén papel/ el rey pasó/ comiendo maní/ a todos dio/ menos a mí/ que te pique el gallo/ que te pique el gallo/ ¡mete cacamocho!"

La frase última debía coincidir con una de las piernas de algún jugador que debía proceder a esconderla de alguna manera. El juego terminaba declarando ganador a la persona que quedaba con una o las dos piernas sin esconder.

El Pumpuñete

Se colocaban uno sobre otro los puños de los participantes. Primero una mano y luego la otra formado una gran torre. Una persona preguntaba: "¿Qué es eso?" y la persona a quien correspondía el puño decía: “Pumpuñete” y retiraba su mano; continuaba con el siguiente puño de otro participante con el mismo diálogo, hasta que llegaba al último y allí se procedía de la siguiente manera:

  • ¿Qué es eso?
  • La cajita del rey
  • ¿Qué hay adentro?
  • Oro y plata
  • ¿Qué del oro y de la plata?
  • Se llevó la vieja
  • ¿Qué es de la vieja?
  • Se fue a traer agua
  • ¿Qué es del agua?
  • Se tomó el pavo
  • ¿Qué es del pavo?
  • Está poniendo huevo
  • ¿Qué es del huevo?
  • Se chupó el padre
  • ¿Qué es del padre?
  • Está celebrando misa
  • ¿Qué es de la misa?
  • Se hizo polvo y ceniza
  • ¿Qué es del polvo y la ceniza?
  • Se hizo jabón
  • ¿Qué es del jabón?
  • Está lavando ropa
  • ¿Qué es de la ropa?
  • Se fue en el agua
  • ¿Qué es del agua?
  • Se secó
  • ¿Qué cocinó mama Chepa?
  • Arroz con leche
  • ¿Con qué tapó?
  • Con el rabo del gato

En este momento se procedía a simular rasguños, como hacen los gatos al ritmo de una frase repetida:"Misirigato", "misirigato".

 

El lobo feroz

Un buen número de niños se reunían para hacer una ronda y uno de ellos era designado como el “lobo feroz” quien se mantenía un poco alejado de donde se realizaba la ronda cuyo canto era el siguiente:

  • "Juguemos en el bosque hasta que el lobo esté, si el lobo aparece entero nos comerá, ¿qué estás haciendo lobito?
  • El lobo contestaba: "estoy levantándome de la cama".
  • "Juguemos en el bosque hasta que el lobo esté, si el lobo aparece entero nos comerá, ¿qué estás haciendo lobito?"
  • "Estoy poniéndome el pantalón".

La ronda continuaba con el canto y las preguntas y el lobo contestaba, en calidad de ser humano, con las acciones que uno hace cuando recién nos levantamos, hasta que anunciaba que estaba listo para comerles. Entonces la gente corría del lobo para evitar ser comido o por lo menos atrapado.

Se practicaban, además,  otros juegos como:"Perros y venados", "la pájara pinta", "el salto de la cuerda" (individual y colectivo), "el hula hula", "las escondidas", "las pegadas" y el "sin que te roce". Veamos este último:

 

Sin que te roce

Por sorteo se definía a la persona (penitente) sobre el cual iba a realizarse los saltos que realizarían el resto de jugadores. El penitente se ponía agachado, encorvado la espalda, y con la cabeza del lado opuesto de donde procedían los saltadores quienes tenían que decir ciertas frases según el número del salto. El jugador corría y poniendo las manos en la espalda del penitente decía: "primera sin que te roce" y a más del contacto de las manos con el cuerpo del penitente no podía ni siquiera rozar el resto de su cuerpo. "Segunda que se te hunda": el penitente soportaba el peso de los saltadores quienes en el salto se sentaban en la espalda del sacrificado haciendo que se hunda. "Tercera rodilla en tierra": el saltador luego de pasar por encima del flagelado debía caer con la rodilla en tierra. "Cuarta que se te parta": los saltadores golpeaban con el canto de la mano en la espalda del mortificado, de tal manera “que se le parta”. "Quinta mi polinquinta" (lo correcto era mi “espolín te hinca”): el sacrificado debía ponerse de lado y el saltador durante el brinco tenía que darle un talonazo en las nalgas. "Sexta chúpate esta": el penitente debía mostrar frente a los saltadores sus nalgas y estos, al saltar, debían golpearle el trasero con una fuerte palmada mientras estaban el aire. "Séptima con chulla mano": el salto debía hacerse apoyando una sola mano en la espalda del sacrificado. "Octava sin manos": el salto se hacía sin apoyarse. "Novena por la cabeza": el penitente debía cambiar de posición colocando la cabeza hacia adelante y los saltadores debían saltar sobre el castigado y hacerlo caer hacia atrás, aplicando el impulso y el peso del cuerpo. "Décima el burro": el castigado debía ponerse de pie y solamente agachar la cabeza y los saltadores tenían que pasar sobre el cuerpo entero. Si alguno de los saltadores no cumplía con el objetivo de cada salto tenía que cambiar de lugar pasando a ser el penitente y el que fungía de tal pasar a ser saltador.

Un juego que practicábamos especialmente los hombres era el pique. Se trazaba en la tierra un rectángulo que se le dividía en dos partes iguales. Con una pequeña navaja o con un cuchillo o tal vez con un pedazo de fierro, con la forma adecuada y afilado en punta, se procedía a lanzarlo sobre el territorio del contrincante y si se clavaba se trazaba una línea siguiendo la dirección de la cuchilla hasta los límites del territorio contrario de tal manera que poco a poco se iba mermando el terreno ajeno que pasaba a ser propiedad del ganador. Se cambiaba los papeles cuando la cuchilla no se clavaba o el pique quedaba fuera del territorio enemigo. La partida terminaba cuando el que tenía mayor habilidad para lanzar el cuchillo reducía el territorio del otro, hasta cuando no había lugar para ejercer el pique.       

Un elemento fundamental de nuestra niñez y juventud fue la Encriptación de las conversaciones para practicarlas inclusive delante de otras personas que, sí no dominaban la técnica, no entendían de lo que se hablaba. Nadie inventó las reglas de la encriptación, pero quien, con un poco de práctica, podía dominar el uso sin ninguna dificultad. Para ejemplo, les presento un pequeño párrafo con dos modelos de encriptación:

Enpe unpu puepeblopo perpedipidopo enpe lapa seperrapanipiapa napaciópo upunapa boponipitapa campapepesipinapa quepe cuanpadopo llepegopo apa serpe jopovenpe despedepeñopo laspa propopuespetapas apamoporoposapas depe lospo mopozopos delpe lupugarpa apa quienpe lespe apacupusopo depe serpe popobrepes ypi nopo tepenerpe ripiquepezapas paparapa opofrecerpelapas. Enpetonpocepes depecipidiopo irpi apa lapa ciupudadpa enpe bupuscapa delpe apamorpo ypi elpe biepenespetapar mapateperialpa. Sinpi epembarpagopo apallapa lopo úpunipicopo quepe apalcapanzopo  fuepe trapabapajapar depe mepeseperapa enpe upunapa fopondapa enpe dopondepe repecipibiopo siempeprepe upunapa seperiepe depe propopuespepetapas inpidecenpetepes. Depesipilupusioponapadapa repegrepesopo apa supu copomupunipidadpa enpe donpodepe alpacanpazopo elpe mapatripimoponiopo conpo unpu jopovenpe trapabapajapadorpo ypi quienpe lepe apamopo siempeprepe. Lapa chipiquipillapa apalcanpazopo elpe biepenepestarpa conpo lapa llepegapadapa depe trepes herpemosopos hipijopos quepe apalepegraparonpo supu vipidapa.

Enche unchu puecheblocho perchepichidocho enche lacha secherrachanichiacha nachaciocho uchunacha bochonichitacha cachampechesichinacha queche cuanchadocho llechegocho acha serche jochovenche deschedecheñocho lascha prochopueschetachas achamochorochosachas deche loscho mochozochos delche luchugachar acha quiecheneches lesche achacuchusocho deche serche pochobreches ychi nocho techenerche richiquechezachas pacharacha ochofrechecerchelachas. Enchetonchoceches dechecichidiocho irchi acha lacha ciuchudadcha echen buchuscacha dechel achamorcho ychi elche biecheneschetarcha machatecherialcha. Sinchi emchebarchagocho achallacha locho uchunichicocho queche alchacanchazopo fueche trachabachajarcha deche mechesecheracha echen uchunacha fonchodacha echen donchodeche rechecichibiocho uchunacha secherieche deche prochopueschetachas inchidechecencheteches. Dechesichiluchusiochonachadacha rechegrechesocho acha suchu cochomuchonichidadcha enche donchodeche alchacachanzocho elche machatrichimochoniocho concho unchu jochovenche trachabachajachadorcho ychi quienche leche achamocho siemchepreche. Lacha chichiquichillacha alchacanchazocho elche biechenechestachar concho lacha llechegachadacha deche treches herchemochosochos hichijochos queche achalechegracharoncho suchu vichidacha.

Por si acaso alguien no pudo leer o mejor dicho no pudo alcanzar a descifrarla la historia encriptada, paso a traducirla:   

“En un pueblo perdido en la serranía nació una bonita campesina que cuando llegó a ser joven desdeñó las propuestas amorosas de los mozos del lugar a quien les acusó de ser pobres y no tener riquezas para ofrecerlas. Entonces decidió ir a la ciudad en busca del amor y el bienestar material. Sin embargo, allá lo único que alcanzó fue trabajar de mesera en una fonda en donde recibió siempre una serie de propuestas indecentes. Desilusionada, regresó a su comunidad en donde alcanzó el matrimonio con un joven trabajador y que le amó siempre. La chiquilla alcanzó el bienestar con la llegada de tres hermosos hijos que alegraron su vida”.

 

 

Portada: https://www.consumer.es/bebe/por-que-el-juego-es-tan-importante-para-los-ninos.html
 

Washington Ramiro Velasco Dávila

Licenciado en Ciencias de la Educación, especialidad “Físico Matemático” por la Universidad Central del Ecuador.

Profesor de la Universidad Católica Sede en Ibarra,  de la Universidad Técnica del Norte y  de la Universidad de Otavalo

Miembro de  C.E.C.I. (Centro de Ediciones Culturales de Imbabura,  Director Ejecutivo del Movimiento Cultural “La Hormiga”.

Publicaciones:  Los Avisos y otras Narraciones. (Cuentos), La Pisada (cuentos), · Otavaleñidades. (Ensayos) y El Chaquiñán (Novela)

 

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
  • mailelmundodelareflexion@gmail.com
  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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