SITIO EMBLEMÁTICO DE OTAVALO

LA ESTACIÓN DEL FERROCARRIL

 

 

 

 Ramiro Velasco

 

Si algún recuerdo mágico está vívidamente presente en mi memoria es la llegada del ferrocarril a Otavalo, en especial cuando venía desde el sur, es decir desde Quito. Su anhelada llegada para los que asiduamente le esperábamos era anunciada arriba, en Rey Loma, en la tercera línea, mediante los largos pitazos con las exhalaciones de humo de sus cansados recorridos, para decirnos que “ya llego”, “ya estoy cerca”, “apúrense viniendo”.

Muchos corríamos para poder alcanzarlo lo más arriba posible y eso era factible porque su lento caminar y nuestra ligereza de piernas hacía que le diéramos alcance para subirnos a alguno de los vagones hasta llegar a la estación donde las personas esperaban la llegada de alguien o la partida propia o ajena. Con algarabía la gente se concentraba en dicha estación a recibir o a despedir o simplemente a curiosear. Allí también las mujeres de la tierra ofrecían en venta el inigualable pan de Otavalo que los viajeros compraban tanto para servirse como para llevar “como las señas” de su paso por esta querida geografía. La llegada de los llamados auto carriles no despertaban tanto interés ni en las personas mayores ni en los niños,  porque apenas eran otra forma de los buses tan conocidos y comunes. La magia la tenía el tren y en especial el que se alimentaba de vapor que era su combustible y también el motivo de admiración de todos los niños. Los humeantes soplidos y resoplidos eran el motivo principal de nuestro encanto. El fumante y sonoro pito de llegada o despedida vivió en mis oídos hasta muchos años de que el viejo tren dejó de convocarnos, hasta cuando fue reemplazado por las locomotoras a diesel y más tarde, hasta cuando definitivamente dejaron de venir y de ir desde allá y desde acá.

Lo sobresaliente del auto carril eran dos cosas:

1.- Frente a la estación había una explanada en donde reposaba una estructura redonda formada por rieles y otros aparatos metálicos ubicados sobre el suelo. Allí ingresaban los auto carriles y manualmente se procedía a darle la vuelta hasta cambiarle de dirección. Esto sucedía porque no les era posible dar retro.

2.- A más del conductor había una persona con su debido uniforme y su característica gorra de ferrocarrilero que se encargaba de picar (perforar) los boletos que debían ser adquiridos en las oficinas y que eran unas tiras muy largas, porque allí constaban todas las poblaciones por donde iba a atravesar el transporte.

Pasábamos Peguche y el controlador pedía los boletos y perforaba el sitio que acabábamos de pasar. Luego, Ilumán, San Roque, Andrade Marín, los Óbalos, San Antonio y para el otro destino, es decir hacia el sur, era lo mismo. Los pasajeros y el controlador durante todo el viaje pasábamos entregando y recibiendo los boletos y el funcionario perforando y perforando los papeles.

No quiero olvidarme de señalar que los niños acudíamos con anticipación a esperar la llegada del tren. Para saber si ya se acercaba, poníamos nuestras orejas en los rieles y escuchábamos el lejano sonido del tren rodando por los hierros. Era entonces que preparábamos los tillos (tapa coronas) metálicos para colocarlos sobre la vía para que el tren los aplanara y poder así construir los zumbambicos.

                                                                                               .....

Comentario

Gonzalo Nicolalde Benítez

Otavalo, 22 de abril de 2024

 

También se lo llamaba el "tren de mano", pues se movía con una palanca manual en uno de sus extremos. Era un coche rectangular en el que transportaban el material para arreglar alguna falla en la vía férrea y nosotros, al descuido, le llevábamos hasta Peguche donde estaba la "toma de agua" del tren, en medio de risas, sudores y miedos.

 

 

LEYENDA OTAVALEÑA ALMA GEMELA

 

 

Fuente oral: Profesor Luis Ubidia
Recopilación: Dorys Rueda
Otavalo, 1985
Esta leyenda se ambienta en las rieles del ferrocarril.
 
Una noche, muchos años atrás, tres jóvenes otavaleños se dirigieron a la antigua estación del ferrocarril, un lugar que a esas horas estaba completamente abandonado, lúgubre y oscuro. Entre trago y trago, conversaban, se hacían bromas y hablaban de mujeres. La alegría era tan desbordante, que no se dieron cuenta de que el tiempo había volado y eran ya las 12 de la noche.  Los muchachos estaban felices y no iban a parar de beber, al contrario, se terminarían todas las botellas que faltaban. Además, estaban convencidos de que no irían a dormir a sus casas esa noche.

De pronto, a lo lejos, escucharon unos gemidos y lamentos de mujer. Al principio, no prestaron mucha atención al asunto, pero después los quejidos retumbaban por el lugar, al punto que no escuchaban sus propias voces. Entonces, distinguieron una figura femenina, vestida de blanco, que llevaba un largo manto con el que se cubría su cabeza y rostro. Caminaba lentamente hacia ellos…

Los muchachos, como resortes, dejaron las botellas a un lado, se olvidaron de la parranda y empezaron a correr despavoridos. Agitados y sin poder más, llegaron hasta la Gruta del Socavón, donde estaba asentada la Virgen de Monserrate. Tocaron el agua, que sabían era milagrosa y con ella, se hicieron la señal de la cruz.

En un segundo, se les pasó la borrachera y tan rápido como pudieron llegaron, más muertos que vivos, a una de las casas de los jóvenes. Allí, contaron lo que les había pasado. Una abuelita les dijo que seguramente se trataba de una “alma en pena”, una mujer que buscaba a su alma gemela, un varón con quien vivió y aprendió a amar, pero que no estaba en el mundo de los muertos, por eso, recorría el mundo de los vivos, desde las 12 de la noche, con la esperanza de encontrar a su otra mitad.  La gente decía que ese varón posiblemente era joven, porque jamás la mujer se aparecía a los hombres de edad.

“Deben dejar de beber, solo así la mujer no volverá a presentarse ante ustedes", les aconsejó la abuelita.

 

Anécdota tomada del libro: "Leyendas, anécdotas y reflexiones de  mi tierra Otavalo", 2021.

Autora: Dorys Rueda

 

 

ADAPTACIÓN

VIDEO: ALMA GEMELA

 

 

 

 

AUDIO: ALMA GEMELA

Narración: Dorys Rueda

 

 

 

 

 

  

 

 

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  • homeLa autora Dorys Rueda, 13 de Febrero del 2013.
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  • mapOtavalo, Ecuador, 1961.

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